Ghana desafió el poderío alemán con un magnífico despliegue físico y un incisivo juego por las bandas.
Ante una refinada Alemania dirigida por virtuosos como Mesut Ozil o Mario Götze, Ghana apeló al músculo, la disciplina y el contraataque.
Y funcionó en muchas fases. Las dos mejores ocasiones del primer tiempo cayeron del lado de las Estrellas Negras. Kevin-Prince y Muntari ensayaron dos trallazos que Neuer despejó con los puños.
Cuando la selección europea logró librarse de la intensa presión ghanesa, se aproximó a la meta en jugadas muy elaboradas, pero que acababan sin un chute a puerta.
Tony Kroos recuperó el mando en el segundo tiempo. Sirvió desde la derecha y Götze la empujó como pudo, un híbrido de remate que dio en la frente y en la rodilla. Fue un gol heterodoxo, pero fue gol.
Pero Ghana no demoró en responder. Tres minutos después, en el 54', Andre Ayew ganó a tres defensores por alto y cabeceó para la igualada.
El desconcierto alemán se hizo entonces patente. Lahm perdió el cuero y Gyan, desmarcado, fusiló a Neuer (2-1). Minuto 63 y Alemania empezó a correr detrás del marcador.
Pero los recursos germanos son variados. Si el juego trenzado no funciona, se opta por el directo.
En el 71, dos minutos más tarde de ingresar, Kroos botó un córner al punto de penalti, Hoewedes la peinó y Klose empujó el balón para remacharlo a la red.
Fueron entonces los africanos los que se desestabilizaron. Muller rozó de nuevo el gol en dos jugadas de calidad con Ozil como protagonista principal.
Las Estrellas Negras no se cansaban de correr, pero el tiempo se agotó y ambas selecciones deberán esperar el último partido.